Consejos de la abuela para un hogar más verde.

Las abuelas son super héroes y les ha tocado sacar adelante a familias numerosas en tiempos de guerra y crisis. Pero nunca se han rendido, siempre han encontrado una manera de aprovechar y sacar le provecho a todo lo que tenían delante. Mi abuela no desperdiciaba nada, no tiraba nada porque mientras se pudiera utilizar para algo allí estaba.
Mientras tanto a nosotros nos han criado en un mundo de usar y tirar. Compramos cosas que no necesitamos y llenamos los armarios de trastos que no usamos jamás. Pero volvamos a las abuelas, aprendieron de la dureza del entorno. Tal vez no conocieron la palabra ecológico, sostenible y verde en el contexto que tenemos a día de hoy. Pero sin saberlo llevaban una vida sostenible, donde la creatividad estaba a la orden del día aun cuando los recursos eran escasos.
11 Consejos de la abuela para un hogar más sostenible.
Volver a los métodos de la abuela nos pueden ayudar a revertir todo el daño que se le ha hecho al medioambiente. Para permitir que las futuras generaciones puedan disfrutar de la misma manera que lo hemos hecho nosotros y nuestros antepasados. Veamos los consejos de la abuela para un hogar más sostenible.
1. Colgar la ropa al sol para que se seque.
Mi abuela no conoció nunca la secadora. Siempre tendía su ropa al sol y decía que era la mejor manera de desinfectarla y blanquearla. No tenía lavadora y jamás utilizo ni necesito suavizante para la ropa.

2. Aprovechar la comida de temporada.
Los enlatados y conservas que comió mi abuela fueron los que ella misma hacía en casa. Actualmente vamos al supermercado, nos llenamos de latas y frascos llenos de colorantes, conservantes entre otros. Mi abuela tenía una huerta donde había naranjas, higos, almendras, cebollas, tomates, pimientos, albaricoques… Acostumbrada a no desperdiciar nada guardarba para que hubiese para todo el año, secaba la fruta el sol, hacia conservas, mermeladas y todo ello natural sin ningún aditivo químico. Está claro que llevaba su trabajo, pero valía la pena entrar a su despensa. ¡Todavía puedo recordar ese olor a frutos secos! Así que llego la hora de retomar esas buenas costumbres. Aprovecha más los alimentos de temporada!
3. Productos de limpieza naturales.
Nuestras abuelas utilizaron el vinagre, bicarbonato, limón, jabón de Marsella o similar para la limpieza. No tenían miles de envases plásticos llenos de químicos en la cocina, en el baño, para el suelo, para los cristales… Simplificaban la limpieza y solo usaban productos naturales que se encontraban en casa. Un hogar libre de químicos y un ahorro de dinero.
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4. Rutina de belleza ecológica.
Las abuelas utilizaban productos naturales para teñir su cabello como el limón, café. Mi abuela por ejemplo siempre se lavó la cara con jabón de Marsella, murió con 100 años y nunca sufrió de acné, las arrugas podían contarse con los dedos. Después de lavarse el cabello se colocaba vinagre para darle brillo, el desodorante era limón. ¿Existe alguna cosmética más económica y natural?
5. Expertas en remendar y coser.
Recuerdo cuando mi abuela veía un hueco en una prenda de vestir cogía la aguja y el hilo antes de que se rompiera más. Ahora compramos ropa que viene rota, (¿un poco el mundo al revés no?) Me enseñó a remendar, pegar botones, tejer, bordar, coger un bajo… Esto se ha perdido y si en casa no se enseña debería ser materia obligatoria en la escuela. Cuando ya no daba para más se cortaban lo que servía y terminaba en una cobija, mantel, delantal y lo que ya no estaba en buen estado servía para limpiar.

6. No sabían lo que era desperdiciar alimentos.
Las cáscaras de verduras y frutas les daban alguna utilidad, para caldos, mermeladas, snacks, para alimentar a las gallinas, pollos, como abono para las plantas… ¡Pero jamás en la basura! Los huesos se aprovechaban para un buen caldo y nunca podías dejar ni un granito en el plato.
7. Cultivar alimentos.
Mis abuelos tuvieron la suerte de contar con una huerta en época de guerra, lo cual les ayudó mucho, creo que es otra de las materias pendientes del colegio. Todos y cada uno de nosotros deberíamos aprender a cultivar nuestros propios alimentos. Sin excusas. ¿Crees que habría hambre en el mundo si todos tuviesen una huerta en su casa? Cualquier contenedor de mantequilla, leche, lata era una maceta que daba vida a unas hierbas aromáticas, lechuga… No hace falta mucho espacio para cultivar productos básicos que te permitan cubrir tus necesidades, sobre todo en tiempos de crisis.
8. Hacer una colcha o una cortina.
El espíritu de reutilización de las abuelas estaba tan desarrollado que los pedazos de tela en buen estado de la ropa vieja terminaban en una colcha, cojín, cortina, bolsa para el pan o mantel. También lo utilizaban como relleno para cojines almohadas y en última instancia trapos para limpiar el suelo, el polvo… y tu ¿Qué haces con la ropa vieja?

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9. Paños de cocina y servilletas de tela.
Mis abuelos no vieron un rollo de papel en su cocina, en su mesa solo había servilletas de tela y en la cocina no faltaban los trapos en algunos casos reutilizados. Que luego lavaban a mano.
10. Recolectaban agua de lluvia.
Contaba con unos cuantos bidones y cuando llovía aprovechaban de recoger el agua de lluvia que utilizaban para regar las plantas, decía que era agua bendita para las plantas. Fregar el suelo, lavar la ropa. Si tienes la oportunidad aprovecha el agua de lluvia, además es un ahorro en tu factura de agua.
11. No compraba si no era necesario.
Todavía en casa de mi madre hay sabanas, manteles, muebles, vajillas y un sinfín de cosas que siempre han estado ahí año tras año. Hasta que ya no se rompía del todo y no se le encontraba otra utilidad se seguía usando una y otra vez sin parar. Por qué si ellos vivieron felices de esa manera y no necesitaban comprar a cada rato algo nuevo para usarlo una vez y luego nunca más, nosotros necesitamos estar comprando constantemente. ¿De verdad crees que eres más feliz cuando te llenas de cosas materiales que terminan en el fondo del armario?
Después de leer estos consejos de la abuela, no crees que vale la pena cambiar a una vida mucho más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Cambia lo material por experiencias y la vida estará llena de alegría.
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